La experiencia de Mari como voluntaria en Casa Mambré: un espacio de apoyo y creatividad para mujeres refugiadas
Mari, es actualmente becaria de una universidad en México. Su interés académico en la migración, especialmente en el contexto de género, la llevó a acercarse a Casa Mambré, un espacio seguro para personas migrantes y refugiadas en México. Sin embargo, su vínculo con este tema no es únicamente profesional: como migrante, ha visto de cerca cómo amigos y familiares cubanos han transitado por territorio mexicano rumbo a los Estados Unidos. Este vínculo personal y profesional le permitió abordar la compleja situación de las personas migrantes desde una perspectiva integral, donde la violencia de género y la migración se cruzan en muchas historias.
En Casa Mambré, Mari encontró el lugar adecuado para desarrollar un taller de bordado dirigido a mujeres refugiadas. Este taller nació de la observación de cómo la violencia de género afecta de manera desproporcionada a las mujeres migrantes y refugiadas. Muchas de ellas enfrentan obstáculos adicionales en su solicitud de reconocimiento de la condición de refugiado debido a esta violencia, lo que las convierte en una población particularmente vulnerable. Amarilis, consciente de la necesidad de trabajar desde un enfoque de género, diseñó el taller como un espacio seguro de expresión para estas mujeres, donde pudieran abordar sus experiencias sin necesidad de verbalizarlas.
El bordado como vía de expresión y sanación
El taller de bordado no fue una elección al azar. Mari recordó una experiencia similar en su universidad, donde participó en un espacio de bordado dirigido por una profesora para trabajar temas de género. El bordado se convirtió en un medio para que las mujeres dialogaran, compartieran sus experiencias y reflexionaran sobre las dificultades que enfrentaban. Inspirada por esta experiencia, Mari decidió replicar esta dinámica en Casa Mambré, con el objetivo de ofrecer un espacio donde las mujeres refugiadas pudieran expresarse de manera creativa y libre.
Uno de los principales retos a los que se enfrentan las personas refugiadas es la constante exposición a interrogatorios y entrevistas, tanto por parte de las autoridades migratorias como de otras instituciones. Estas entrevistas, en ocasiones, pueden ser revictimizantes, ya que obligan a las personas a narrar una y otra vez sus historias, muchas de las cuales están marcadas por el dolor. Mari quiso evitar esta dinámica en su trabajo con las mujeres de Casa Mambré. En lugar de realizar entrevistas, decidió que el taller fuera una oportunidad para entablar un diálogo más libre y menos intrusivo. El bordado se convirtió en una herramienta que les permitió expresarse sin tener que verbalizar de nuevo sus experiencias traumáticas.
Un espacio de creación colectiva y apoyo
El taller de bordado en Casa Mambré ha sido más que una actividad creativa: ha permitido que las participantes construyan una red de apoyo entre ellas. Muchas de las mujeres son madres, y el taller no solo les brinda un espacio para ellas mismas, sino también para sus hijos, quienes a menudo participan en las actividades. La espera por la resolución de sus trámites migratorios puede prolongarse durante meses, incluso años, y esta incertidumbre se convierte en una fuente de angustia. En este contexto, el bordado les ha ofrecido una forma de llenar ese tiempo con algo significativo.
Una de las cosas que más ha sorprendido a Marie ha sido ver cómo las mujeres continuaban bordando por su cuenta, incluso cuando el taller no estaba en sesión. Muchas de ellas han creado piezas con mensajes de esperanza y fortaleza, que reflejan sus experiencias y aspiraciones. Además, han comenzado a regalar sus bordados a personas que las han apoyado durante su estancia en Casa Mambré, como un gesto de agradecimiento y una forma de conexión. Marie destaca lo significativo que es para estas mujeres poder crear algo con sus manos y ofrecerlo como un regalo, en un contexto donde, a menudo, han sido despojadas de muchas cosas: sus pertenencias, sus afectos, e incluso sus derechos.
Una invitación al compromiso y la solidaridad
Marie extiende una invitación abierta a quienes estén interesados en colaborar como voluntarios en Casa Mambré. Sin embargo, hace un llamado a la responsabilidad: trabajar con personas migrantes y refugiadas requiere un compromiso firme y constante. No se trata de un voluntariado ocasional, sino de una tarea que exige dedicación y respeto por las personas que participan en los talleres y actividades.
La experiencia de Amarilis en Casa Mambré demuestra el poder del arte y la creatividad como herramientas de sanación y expresión para personas en situación de movilidad. A través del bordado, estas mujeres no solo han encontrado una forma de pasar el tiempo durante la larga espera de sus trámites, sino que han podido reconstruir parte de su identidad y su capacidad de agencia, mientras crean algo que refleja sus vivencias y esperanzas.
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