No hay movilidad digna sin personas defensoras
El 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, una fecha destinada a reconocer el valor y la dedicación del personal humanitario que, bajo condiciones extremas, se esfuerzan por salvar vidas y aliviar el sufrimiento de las personas afectadas por conflictos, desastres naturales y otras crisis. Este año, la ONU rinde homenaje a las personas que se dedican al trabajo humanitario en el vigésimo aniversario del ataque a la sede de la ONU en Bagdad, que resultó en la trágica pérdida de 22 vidas.
En México, el contexto migratorio agrava aún más la situación. La violencia generalizada, especialmente en regiones controladas por el crimen organizado, se suma a políticas gubernamentales que no cumplen con las obligaciones jurídicas y carecen de una visión humanitaria. Esta combinación de factores incrementa la vulnerabilidad de las personas migrantes y de quienes defienden sus derechos. El personal humanitario en México enfrenta desafíos diarios al intentar proteger y asistir a estas poblaciones, quienes se ven atrapadas en un entorno cada vez más hostil y peligroso, donde el riesgo para sus vidas es constante.
En México, el contexto migratorio impone desafíos particulares a quienes brindan asistencia humanitaria. La región es un corredor crucial para personas migrantes, principalmente provenientes de Centroamérica, que buscan escapar de la violencia, la pobreza y la persecución en sus países de origen. A lo largo de su viaje, estos migrantes enfrentan riesgos significativos, incluyendo la explotación, el tráfico de personas, y la violencia, además de condiciones de vida extremadamente precarias.
En medio de esta crisis, el personal humanitario desempeña un rol vital. No solo ofrecen servicios básicos como alimentación, atención médica y refugio, sino que también proporcionan apoyo emocional y jurídico, ayudando a las personas migrantes a navegar los complejos desafíos que enfrentan. Sin embargo, esta labor no está exenta de riesgos: el propio personal humanitario en México se ve expuesto a peligros, desde amenazas y ataques hasta la criminalización de su trabajo, especialmente en regiones donde la violencia y la corrupción son generalizadas.
A pesar de estos desafíos, las organizaciones humanitarias en México siguen comprometidas con su misión, demostrando una valentía y determinación que merecen reconocimiento. Este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, es fundamental recordar la importancia de proteger a quienes, con su esfuerzo y dedicación, hacen posible que miles de personas migrantes reciban la ayuda que necesitan para sobrevivir y avanzar hacia una vida más digna.
Como Scalabrinianas Misión con Migrantes y Refugiados expresamos que las personas trabajadoras humanitarias en las organizaciones defensoras de migrantes, desempeñamos un papel esencial en la protección de quienes se encuentran situación de vulnerabilidad como lo son las personas migrantes. Sin embargo, la tarea de defender los derechos de los migrantes se complica aún más debido a la necesidad de proporcionar información precisa para evitar falsas expectativas. Esto fue crucial, ya que muchas personas en contexto de movilidad, al llegar a México, se encontraron con una realidad mucho más adversa de lo que esperaban.
Como Hermanas Scalabrinianas, con nuestra fe inquebrantable y nuestro compromiso con la justicia social, a pesar de los riesgos, continuaremos brindando apoyo y protección a las personas en movilidad, guiadas por nuestra misión de acompañar y defender a las personas migrantes en su camino hacia una vida mejor.
El personal humanitario no solo alivia el sufrimiento inmediato, sino que también ofrecen esperanza, recordando que la solidaridad y la compasión son esenciales para construir un mundo más justo.
Oramos por las personas trabajadoras humanitarias que han perdido la vida en los recientes conflictos armados y no armados, su labor fue invaluable y sin duda marcó la diferencia en la vida de quienes protegieron.