Beata Assunta Marchetti y su Influencia en la Fundación de SMR
El 1 de julio se conmemora la vida y obra de la Beata Assunta Marchetti, cofundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos – Scalabrinianas. Su legado perdura en la misión de servir a los más necesitados, especialmente migrantes, lo cual sigue inspirando a las actuales iniciativas de SMR.
La vida de la Beata Assunta Marchetti es un testimonio de fe, sacrificio y servicio desinteresado. Su legado continúa vivo a través de la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo y las iniciativas modernas como SMR, que se inspiran en su dedicación a los más vulnerables.
La celebración del 1 de julio no solo honra su memoria, sino que también renueva el compromiso de seguir su ejemplo en la ayuda a los migrantes y necesitados alrededor del mundo.
Madre Assunta Marchetti nos deja un ejemplo luminoso de cómo vivir una vida de dedicación completa a los demás, especialmente a los más vulnerables. Su legado de amor, caridad y humildad sigue inspirando a generaciones de personas comprometidas con la misión de servir a los migrantes y refugiados, recordándonos que el verdadero servicio se encuentra en la entrega desinteresada y el amor incondicional al prójimo.
Vida y Vocación de la Beata Assunta Marchetti
Assunta Marchetti nació el 15 de agosto de 1871 en Lombrici de Camaiore, Toscana, Italia. Fue la tercera de once hijos en una familia humilde y profundamente religiosa. Desde joven, mostró una inclinación hacia la vida espiritual y el servicio a los demás. Assunta creció en un ambiente rural, donde la vida giraba en torno a la familia, la fe y el trabajo duro. Su familia, aunque modesta, inculcó en ella valores de responsabilidad, caridad y devoción religiosa.
Desde su niñez, Assunta demostró una profunda sensibilidad hacia las necesidades de los demás, especialmente de los más vulnerables. Se le facilitaban los servicios de la casa, el cuidado de los menores y la ejecución de manualidades. Debido a su constitución física robusta y saludable, solía sustituir a su padre o a su hermano José en el trabajo del molino. Esta formación temprana en el trabajo y el servicio al prójimo fue crucial en el desarrollo de su vocación religiosa.
Inicialmente, Assunta aspiraba a la vida de clausura en el Carmelo. Su deseo era vivir en aislamiento, silencio, oración y trabajo, alejándose del mundo exterior para dedicarse completamente a Dios. Sin embargo, sus planes cambiaron drásticamente debido a la influencia de su hermano, el Padre José Marchetti.
El Llamado a la Misión
El año 1892 fue para Assunta un tiempo de profundas emociones y cambios significativos. Su hermano José fue ordenado sacerdote a los 23 años, lo que llenó de júbilo a la familia. Sin embargo, este mismo año, su padre falleció, lo que representó un gran golpe para la familia. Assunta, siendo la mayor de las hijas, retrasó su ingreso al Carmelo para ayudar a su madre, cuya salud se había debilitado y que tenía varios hijos pequeños a su cargo.
Durante este periodo, el Padre José Marchetti regresó de uno de sus viajes a Brasil, donde había estado acompañando a los migrantes italianos en la travesía y estableciendo orfanatos para los niños italianos huérfanos. José le habló a Assunta de la urgente necesidad de cuidado para estos niños, quienes necesitaban asistencia física, espiritual, cultural, psicológica, social y profesional. Inicialmente, Assunta resistió la idea, pues seguía adelante con su deseo de enclaustrarse. Sin embargo, José le pidió que consultara al Sagrado Corazón de Jesús sobre este llamado.
Assunta comprendió que Dios le llamaba a cambiar su proyecto personal para abrazar la misión que José le presentaba. Desde este instante, decidió dedicar su vida a ser madre, hermana, enfermera, educadora y sierva de los huérfanos y abandonados en el exterior. Esta decisión marcó el inicio de una vida de servicio a tiempo completo a los más pobres en la migración, renunciando a sus aspiraciones de clausura.
Fundación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas
En 1895, Assunta y sus compañeras Carolina Guillarduci, Maria Franceschini y Angela Larini, todas vocacionadas por el Padre José Marchetti en Compignano, se prepararon para partir hacia Brasil. Antes de su partida, pasaron por Piacenza el 25 de octubre para recibir el envío y el crucifijo, símbolo de su misión, de las manos del Beato Juan Bautista Scalabrini, fundador de la Pía Sociedad para los migrantes, a la cual pertenecía el Padre José Marchetti.
Este día, 25 de octubre de 1895, es considerado el día de la fundación de la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas, originalmente conocidas como Siervas de los Huérfanos y Abandonados en el Exterior. Fue un momento histórico, pues fue la única vez que estuvieron reunidos el fundador, Beato Monseñor Juan Bautista Scalabrini, y los dos cofundadores, Siervos de Dios Padre José Marchetti y Madre Assunta Marchetti.
La Misión en Brasil
A su llegada a Brasil, Assunta y sus compañeras enfrentaron numerosos desafíos. Se encontraron en un entorno extranjero, con una cultura y un idioma distintos, y con la ardua tarea de cuidar y educar a cientos de niños huérfanos. La comunidad inicialmente pequeña, tuvo que adaptarse rápidamente a las necesidades del lugar y superar las adversidades que se presentaban.
El 14 de diciembre de 1896, el Padre José Marchetti, agotado por las fatigas apostólicas, falleció, dejando a la comunidad en una situación difícil. Carolina Guillarduci, la superiora de la pequeña comunidad, no soportando la altísima presión que recaía sobre ella tras la muerte de José, decidió abandonar la comunidad y regresar a Italia. Assunta, ahora sin el apoyo de José y Carolina, tomó el liderazgo de la comunidad, enfrentando una misión mucho más exigente y sufrida.
En los años siguientes, Assunta y sus compañeras enfrentaron enfermedades y la pérdida de dos de sus compañeras, una en 1899 y otra en 1901. A pesar de estas dificultades, Assunta perseveró en su misión. En 1900, junto con sus compañeras, escribió a Scalabrini pidiendo protección, pues las Hermanas que él había enviado para ayudarles querían cambiar todo: nombre, misión, y hábito. Sin una respuesta directa, Assunta tuvo que callarse y obedecer por siete años. Después de que los dos institutos se separaran, ella organizó otro noviciado por orden del obispo del lugar.
Consolidación y Liderazgo
En 1912, Madre Assunta y sus compañeras hicieron los votos perpetuos y ella fue nombrada, por el ordinario del lugar, Superiora General de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas. En 1927, el instituto sufrió otro cisma, esta vez con las Clementinas que querían cambiar nombre, misión y hábito. Hubo intervención de la Santa Sede, y una vez más, Madre Assunta tuvo que tomar las riendas de la congregación, siendo electa nuevamente Superiora General.
En 1934, Madre Assunta escribió la historia del instituto con la ayuda de un escribano, recuentando en una breve reseña el camino recorrido por las Hermanas MSCS hasta aquel año. Su liderazgo no solo consolidó la congregación, sino que también estableció un legado de servicio y dedicación a los migrantes y huérfanos.
Beatificación y Legado
Madre Assunta Marchetti falleció el 1 de julio de 1948 en Sao Paulo, Brasil, en paz consigo misma y con todos. Su vida ejemplar de servicio y sacrificio fue reconocida por la Iglesia Católica, siendo beatificada el 26 de octubre de 2014 por el Papa Francisco. Sus virtudes heroicas, especialmente su humildad, caridad y dedicación a los más necesitados, fueron destacadas durante el proceso de beatificación.
El decreto de las virtudes heroicas de Madre Assunta fue promulgado el 3 de abril de 2012 por la Congregación para las Causas de los Santos, con la autorización del Papa Benedicto XVI. Según la hermana Alda Mônica Malvessi, superiora general de las Hermanas Scalabrinianas, Madre Assunta fue declarada virtuosa de modo heroico porque enfrentó todas las dificultades con paciencia y de manera virtuosa en la cotidianidad. Creía en la palabra de Dios y la puso en práctica todos los días.
En el decreto de las virtudes de la Congregación para las Causas de los Santos, se cita una frase de Madre Assunta dirigida a sus hermanas: “Dios se sirve de los instrumentos inadecuados, los más insuficientes, para sus obras. Toda mi confianza la puse en su dulce corazón.” Esta frase resume el testimonio de su vida como mujer austera y dócil, llena de equilibrio humano y, sobre todo, de humildad y caridad.
Madre Assunta Marchetti concentró su trabajo en Brasil, especialmente a favor de los enfermos, huérfanos y pobres. Fue allí a propuesta de su hermano, Padre José, quien necesitaba religiosas que cuidaran de los huérfanos. Su compromiso constante en el servicio a los hermanos más necesitados y su trabajo incansable se radicaron en una profunda vida interior. Incluso en medio de la fatiga y las enfermedades, nunca descuidó la oración, la devoción eucarística y mariana, y la meditación, lo que favoreció una profunda comunión con el Señor y el abandono confiado a la divina Providencia.
Celebración y Reconocimiento
El 1 de julio, se celebra la memoria de Madre Assunta Marchetti en diversas comunidades religiosas y organizaciones que siguen su legado. La Fundación de Atención al Migrante (SMR) realiza una sentida ceremonia en sus instalaciones para rememorar la importante misión de la Beata. Esta celebración no solo honra su memoria, sino que también renueva el compromiso de seguir su ejemplo en la ayuda a los migrantes y necesitados alrededor del mundo.
Influencia en SMR y su Misión
La influencia de Madre Assunta Marchetti es evidente en la labor de SMR (Servicio de Migración y Refugiados), una organización inspirada por su misión y valores. Al igual que Assunta, SMR se dedica a brindar apoyo integral a los migrantes y refugiados, siguiendo el ejemplo de compasión y servicio que ella dejó.
SMR trabaja incansablemente para proporcionar servicios esenciales a los migrantes, tales como asistencia legal, educación, salud y apoyo psicológico. La organización se esfuerza por crear un ambiente de acogida y dignidad para los migrantes y refugiados, siguiendo el espíritu de caridad y humildad de Madre Assunta.