Fundación y Desarrollo:
Hace 30 años, en la ciudad fronteriza de Tijuana, las Hnas. Misioneras de San Carlos Borromeo Scalabrinianas inauguraron el Centro Madre Asunta, una casa destinada a ofrecer refugio y apoyo integral a mujeres y niños migrantes. Nombrado en honor a la reverenda madre fundadora de la congregación, el Centro nació como respuesta al creciente número de mujeres y familias vulnerables que enfrentaban situaciones de deportación y necesitaban protección y asistencia en su tránsito por la frontera norte de México.
Desde sus inicios, el Centro Madre Asunta se ha destacado por su labor humanitaria, proporcionando no solo un espacio físico seguro, sino también servicios esenciales como alimentación, alojamiento, atención médica, apoyo psicológico, orientación legal y programas de reintegración familiar y comunitaria. Este compromiso integral ha sido fundamental para su reconocimiento y respaldo por parte de diversas organizaciones tanto locales como internacionales.
Dificultades
Durante sus primeros años, el Centro enfrentó numerosos retos derivados de la complejidad del fenómeno migratorio en la región fronteriza. La falta de recursos suficientes, tanto financieros como humanos, representó un desafío constante para mantener y expandir sus operaciones. Además, la fluctuante política migratoria y las condiciones socioeconómicas en los países de origen de las personas migrantes influían directamente en la demanda de servicios del Instituto, que debía adaptarse continuamente para satisfacer las necesidades cambiantes de la población migrante.
A pesar de estos desafíos, el Centro Madre Asunta logró establecerse como una Casa confiable y respetada, ganándose la confianza de la comunidad migrante y el reconocimiento de instituciones locales por su compromiso con los derechos humanos y la dignidad de las personas migrantes.
La llegada de la pandemia de COVID-19 en 2020 representó un punto de inflexión para el Centro Madre Asunta. Las restricciones sanitarias y las medidas de distanciamiento social impuestas para contener la propagación del virus supusieron un desafío sin precedentes. La Casa tuvo que reconfigurar rápidamente sus operaciones para garantizar la seguridad de sus residentes y del personal, implementando protocolos estrictos de salud y seguridad y reduciendo la capacidad de alojamiento para cumplir con las normativas sanitarias.
Además de los desafíos operativos, la pandemia exacerbó las vulnerabilidades de las mujeres y niños migrantes, quienes enfrentaron mayores riesgos de contagio y dificultades adicionales para acceder a servicios esenciales como atención médica y apoyo psicológico. El Instituto respondió con rapidez y determinación, adaptando sus servicios para satisfacer las nuevas necesidades emergentes y colaborando estrechamente con organizaciones internacionales y autoridades locales para mitigar los impactos negativos de la crisis sanitaria.
A medida que la pandemia evolucionaba, el Centro Madre Asunta continuó enfrentando retos significativos, incluyendo la escasez de recursos financieros debido a la disminución de donaciones y apoyos externos, así como la necesidad de mantener la moral y la motivación del personal en condiciones de trabajo extremadamente exigentes.
Reconocimientos y Legado:
A lo largo de sus tres décadas de existencia, el Centro Madre Asunta ha sido reconocido a nivel local e internacional por su incansable labor en defensa de los derechos humanos de las personas migrantes. En 2021, recibió el Reconocimiento Alfonso García Robles de la UNAM, destacando su compromiso con la dignidad y el bienestar de las mujeres migrantes y sus familias. Asimismo, en diciembre de 2023, fue validado como Albergue Promotor de la Salud por la Jurisdicción de Servicios de Salud Tijuana (JSST), en reconocimiento a su excelencia en la atención médica y servicios especializados.
El legado del Centro Madre Asunta trasciende la mera asistencia humanitaria, siendo un ejemplo de solidaridad y compromiso con los derechos y la dignidad de las personas migrantes. A lo largo de estos 30 años, ha demostrado que la atención integral y el apoyo emocional son fundamentales para facilitar la integración y el bienestar de quienes buscan un futuro mejor para ellos y sus familias.
En su trigésimo aniversario, desde Scalabrinianas Misión Con Migrantes y Refugiados, celebramos y reconocemos el legado del Centro Madre Asunta, que persevera como un refugio vital de esperanza y apoyo para personas en contexto de movilidad. Además de ser un espacio fundamental de formación y aprendizaje, el centro ha sido un semillero de personas defensoras de los derechos de personas migrantes, adaptándose con determinación y humanidad a los desafíos presentes y futuros que marcan su historia.